Noviembre de 1936, en un pueblo de la provincia de Zaragoza vivía un matrimonio (Miguel y Bárbara) con sus cinco hijos, Julio, Doroteo, Modesta, Pilar y Celso; era una familia humilde de ideología republicana.
La guerra civil española había comenzado hacía unos pocos meses y algunas tropas del bando franquista habían tomado ese pueblo. Esta familia fue delatada por el cura del pueblo, y las tropas franquistas entraron en el hogar de esta familia para llevarse a los que en ese momento se encontraban en la casa: el matrimonio y tres de sus hijos, julio, Pilar y Celso; los dos hijos varones fueron fusilados ese mismo día en Zaragoza, y al padre, Miguel lo mataron dos días más tarde. Las mujeres, madre e hija fueron llevadas a la cárcel.