martes, 21 de junio de 2011

Buscando las raíces


Os voy a contar una historia:

Noviembre de 1936, en un pueblo de la provincia de Zaragoza vivía un matrimonio (Miguel y Bárbara) con sus cinco hijos, Julio, Doroteo, Modesta, Pilar y Celso; era una familia humilde de ideología republicana.

La guerra civil española había comenzado hacía unos pocos meses y algunas tropas del bando franquista habían tomado ese pueblo. Esta familia fue delatada por el cura del pueblo, y las tropas franquistas entraron en el hogar de esta familia para llevarse a los que en ese momento se encontraban en la casa: el matrimonio y tres de sus hijos, julio, Pilar y Celso; los dos hijos varones fueron fusilados ese mismo día en Zaragoza, y al padre, Miguel lo mataron dos días más tarde. Las mujeres, madre e hija fueron llevadas a la cárcel.




En el cementerio de Zaragoza, se ha levantado un monumento en memoria de las más de tres mil personas que fueron ejecutadas durante la Guerra Civil de 1936 - 1939, hasta el 20 de agosto de 1946, fecha del último fusilamiento, en la tapia trasera del cementerio, y cuyos restos fueron encontrados en dos grandes fosas comunes en 1979, escondidos y olvidados durante más de cuatro décadas.


Este domingo fuimos a visitar el mencionado monumento en busca de estas personas, pues la hija encarcelada, Pilar, era mi abuela paterna; y Miguel, el padre fusilado, el tatarabuelo de mis hijos.


He podido comprobar que al igual que yo cuando era pequeña, se preguntaban quienes eran sus bisabuelos y tatarabuelos y aunque yo ya les había contado esta historia antes, fue emocionante encontrar los nombres escritos de nuestros familiares en los mástiles correspondientes a la fecha de su fusilamiento.

Forman parte de la historia que pronto estudiarán en los libros de texto. Y aunque les he intentado explicar que en una guerra civil todos pierden, creo que eso no lo han entendido todavía... ¿demasiadas pelis?


Una vez en el cementerio quisieron visitar las tumbas de todos los allegados fallecidos, y los acompañé, ya que vi una oportunidad para que vieran la muerte como parte del proceso natural de la vida: nacemos, vivimos y nos morimos, sin tener el componente emocional de un entierro.


Se iban fijando en las lápidas, sus adornos y en las inscripciones que contenían.

Lo que más les llamó la atención fue la parte antigua del cementerio, con las tumbas en el suelo, pero el tiempo apremiaba y esa visita la dejamos para otro día.

Que nadie se asuste, pues como ya he dicho en más de una ocasión, a mis hijos les encanta la fiesta de la noche de difuntos, y esta visita al cementerio, además de tener un carácter de reencuentro con nuestros antecesores, tenía un atractivo especial.

11 comentarios:

  1. Sonia, me parece una idea preciosa. No podemos saber hacia donde vamos si no sabemos de donde venimos. Me encanta que abordes el tema de la muerte con tanta naturalidad con ellos. Es al fin y al cabo parte de la vida, una parte que nos guste o no, a todos nos tocara vivir. Asi que Carpe Diem!

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  2. A veces el sentido común se no hace raro.

    Un beso y enhorabuena por el reconocimiento, tardío, pero reconocimiento de los fallecidos y por mucho tiempo ignorados.

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  3. Impresionante historia. Hace poco también tuve que pasar por allí y estuve buscando villanovenses que cayeron en las tapias de Torrero. Cuando yo estaba interno en el colegio, los curas nos llevaban de paseo por la parte trasera del cementerio y todavía se observaban efectos de los casquillos en las paredes.

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  4. Que pedazo PERSONA...TE QUIERO PRIMA...me has emocionado tanto que el escribir estas pocas palabras me esta costando un mundo...allí me emocione, y aún conociendo la historia me has hecho llorar de emocion...gracias

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  5. Que lejos y que cerca esta en nuestra historia y en nuestra memoria.Aunque queramos pasar página nunca ha de olvidarse todo ese sufrimiento.En primer lugar por recuerdo hacia nuestros familiares y en segundo lugar como lecciòn de lo que no debe hacer la humanidad.Yo miro casi todos los días una fotografía que tengo de mi abuelo con sus padres y sus 9 hermanos, dos de ellos jóvenes,apenas niños,tambien cayeron,esta vez del bando "ganador" (que ironia).
    Me parece estupenda la visita al cementerio con tus hijos al fin y al cabo la muerte va de la mano con la vida....y se nos olvida que forma parte de ella.

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  6. Sería tan fácil enseñar a recordar para no olvidar y evitar repetir errores...
    Me parece una imagen tan tierna, que no puedo evitar sentir un cosquilleo en el estómago. Y no es hanbre.
    Un beso y feliz finde.

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  7. ¿ Y a mi también me quieres Prima ? Jejeje. Hace unos días ví el Post.. No tuve palabras para describir el orgullo, la emoción que me producia al verlo y recordar esos momentos. Un día importante en la familia.

    Hermana bonito día para poner el post (aniversario de fallecimiento de nuestro padre) Ya sabes lo que diria..

    De vez en cuando me viene a la cabeza, si era casualidad que ese día estuvieramos alli o...bueno...BESOS¡¡¡

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  8. Sobretodo no olvidar...

    Me encanta la sensibilidad con que está tratado...

    Maite

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  9. Es lo que pretendo, no olvidar, y por eso recojo pedacitos de mi vida en este blog.

    Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.

    Besicos

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  10. Sonia me encanta tu blog no sabes lo emocionada que estuve ese dia en el cementerio Un abrazo muy fuerte, a veces me imagino lo orgullosa que estaría la abuela Pilar de sus nietos y biznietos Te quiero besos

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  11. Hola Sonía, esta entrada me encanta... y nosostros hemos tenido la oportunidad, no precisamente con mis hijos pero sí con mis hermanos de visitar el cementerio dónde están una gran parte de nuestras raíces en un pueblecito de la mancha, dónde este verano nos hemos juntado todos los Soler-Valera pq nos dimos cuenta de que nos queremos un montón y de que sólo nos veíamos en los entierros... hicimos una super fiesta que no olvidaré jamás...
    alexia

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