Jugando a ser jardineros

Como cada año, con la llegada del buen tiempo le damos un repaso al jardín, escarificación, abono, y la plantación de algunas plantas nuevas. Y como además los peques están trabajando en el cole el proyecto de las flores, teníamos la excusa perfecta para hacer una visita al vivero de nuestro pueblo.

Allí, los peques eligieron una flor para llevar al cole, concretamente una "alegría" de flor roja y otra de flor rosa; los mayores, una planta de menta y un alhelí; y yo unas plantas de fresas y otras de tomatitos cherry en un intento de cultivar mi propio huerto-por algo hay que empezar-.

Las plantas vienen en unas macetas de plástico demasiado pequeñas para el tamaño actual de las plantas, así que debían ser trasplantadas a otras macetas de mayor tamaño.

Preparamos la tierra y elegimos varias de las muchas macetas reutilizadas que guardamos en el garaje. Y los chicos se ocuparon de hacer el trasplante.

Mi hijo de ocho años eligió una planta aromática atraído precisamente por su olor, y porque unos días antes, durante la semana cultural del cole, había estudiado Marruecos y su cultura, y quería que hiciésemos una infusión de té con menta.

Mi hijo de siete años prefirió una flor, porque su primera inteción era regalársela a su "seño", pero de momento, la planta sigue en nuestro jardín.

Se trata de un alhelí de flores rosadas con un agradable aroma.

Cuando llegó el momento, también realizó el trasplante de la planta a una maceta más grande, la regó y la puso en una zona soleada siguiendo las instrucciones de la persona que nos atendió en el vivero.

Desde que nos vinimos a vivir a esta casa había mantenido la ilusión de cultivar un huerto, pero siempre me ha dado mucha pereza. He hecho varios intentos plantando judías verdes, incluso calabazas, pero todos infructuosos. Ahora vuelvo a intentarlo con unas plantas, al parecer sin demasiadas complicaciones. Veremos si podemos recoger este año alguna cosecha.