Excursión a Sos del Rey Católico

La bisabuela de mis hijos es una gran matriarca y una mujer ejemplar. Fue una cenicienta, con madrastra pero sin príncipe ni castillo. Por amor fue desheredada, pero tuvo fuerza y coraje de sobras para salir adelante con sus cinco hijos. Regentaba una tienda de ultramarinos, ayudaba en el campo a su marido y cada día llevaba a sus cinco hijos al colegio "como palomicas", con las batas de un blanco inmaculado. Para eso, tenía que bajar al río, romper el hielo con una piedra y lavar las cinco batas; luego las ponía cerca de la lumbre para que se secaran y al amanecer las planchaba.

Ésta es una de tantas historias que la bisabuela nos cuenta en la excursión que cada año se organiza a su pueblo natal, Sos del Rey Católico.

Sos es el pueblo donde nació el Rey Fernando; sus casas de piedra recuerdan el medievo y el castillo semiderruído cuenta historias de un infante que fue Rey.

Siempre nos reunimos toda la familia en un merendero que hay en la entrada del pueblo; allí almorzamos bocadillos, tortillas, jamón, queso y otras viandas que se extienden sobre las mesas a disposición de cualquiera.

Con el hambre satisfecho, salimos a pasear por las calles empedradas, parando en el Palacio de Sada para ver una vez más el audiovisual sobre la relación del rey Fernando con el pueblo de Sos.

Continuamos nuestra ruta por las estrechas calles del barrio judío, pasando por la calle de "sal si puedes", y llegamos al tunel del perdón, dónde hinchamos los pulmones para pasar sin respirar.

En el castillo hacemos otra parada para recuperar el aliento y observar las preciosas vistas. Y emprendemos el camino de vuelta pasando por la plaza de los arcos y calle abajo hasta la fachada de la tienda de ultramarinos que en tiempos regentó la bisabuela.

Es año tras año la misma excursión y las mismas historias. Pero ojalá pueda seguir escuchándolas por muchos años más y siga acudiendo toda la familia a la cita veraniega con la villa medieval.

Me dejo muchos lugares interesantes que visitar, como la lonja, la iglesia de San Esteban o el santuario de Valentuñana. Pero eso ya lo venís a ver vosotros, pues merece la pena una excursión a Sos del Rey Católico aunque no tengáis bisabuela.