Libros que han marcado mi maternidad (I)

Cuando nos anuncian que vamos a ser padres, no nos regalan un manual sobre el cuidado del niño y qué debemos hacer cuando aparece alguna dificultad. Por eso, los libros de crianza y educación han sido el centro de mis lecturas desde hace ya nueve años. No han sido pocos, y sin duda, éste ha sido uno de los que más me han ayudado en el día a día con los niños.

La experiencia que hasta entonces tenía era la aprendida de mi propia educación, es decir, lo que mis padres me enseñaron y que a ellos, a su vez, les enseñaron sus padres. Como en todo, había cosas que admiraba y agradecía que me hubieran educado así; y otras que estaba muy segura de querer cambiar, pero no sabía muy bien cómo, porque en cuanto la dificultad me superaba brotaban las conductas que yo trataba de modificar.

Cuando me recomendaron Cómo hablar para que sus hijos le escuchen y cómo escuchar para que sus hijos le hablen, me llamó mucho la atención sobre todo, la segunda parte del título. Me pareció muy sugerente. Siempre pensamos que lo más importante es qué decir y cómo decirlo, sin embargo, soy de las personas que prefieren escuchar.

Es un libro directo, que a través de experiencias de otros padres, proporciona pautas a seguir en casos concretos y frecuentes en nuestra relación con los niños, con ejemplos claros. Y con mucha frecuencia, mis hijos me ofrecían oportunidades de poner en práctica las pautas expuestas. Al principio resultaban forzadas y a veces me sentía ridícula actuando así, pero los resultados hablaban por sí solos.

Algunas de esas pautas ya las he interiorizado, y me salen de forma espontánea; otras no, sigue apareciendo el lastre generacional. Lo importante, yo creo, es reconocer nuestros errores, disculparse por ellos y seguir trabajando para no volver a cometerlos.